Nuevo estudio muestra una oportunidad anual de $11.28 millones para empresas industriales a través de la automatización abierta

El aumento de los costos frena la competitividad industrial
Un nuevo estudio de Schneider Electric revela un gran desafío de costos. Los sistemas de automatización cerrados drenan a las empresas medianas en un 7.5 por ciento de los ingresos anuales. Estas pérdidas alcanzan los 11.28 millones de dólares cada año. Las grandes empresas pierden 45.18 millones de dólares, y las firmas más pequeñas pierden una proporción aún mayor.
Los sistemas heredados crean penalizaciones ocultas
Las arquitecturas cerradas provocan tiempos de inactividad, cambios lentos y costosas actualizaciones de cumplimiento. Muchos equipos aún confían en sistemas heredados. Sin embargo, estos sistemas ahora bloquean respuestas rápidas. Además, los datos operativos permanecen encerrados dentro de plataformas propietarias, lo que reduce la visibilidad y limita la percepción.
El hardware fragmentado ralentiza la agilidad industrial
La mayoría de las empresas operan entre dos y diez plataformas de automatización. Muchas usan más de diez. Cada plataforma requiere herramientas, actualizaciones y habilidades únicas. Por lo tanto, los equipos luchan por manejar la complejidad. El treinta por ciento de los problemas requieren soporte especializado del proveedor, lo que sobrecarga a los equipos que ya enfrentan escasez de talento.
Los costos reales afectan cuatro áreas críticas
El estudio desglosa las pérdidas anuales en cuatro categorías.
1. Pérdidas por agilidad y resiliencia: $6.1 millones
El hardware rígido limita la adaptación rápida. Alrededor del 77 por ciento de los sistemas necesitan actualizaciones físicas para nuevas funciones. Los costos de modificación aumentan rápidamente. Las empresas pequeñas pagan entre $25,000 y $50,000 por hora para cambios. Las grandes pagan hasta $250,000 por hora.
2. Pérdidas por optimización y eficiencia: $2.28 millones
El hardware complejo ralentiza el mantenimiento y aumenta el tiempo de inactividad. Los equipos enfrentan brechas de habilidades. Múltiples plataformas también incrementan la fricción operativa. Estos problemas se agravan en plantas y regiones.
3. Pérdidas prevenibles por calidad y datos: $1.2 millones
Los sistemas cerrados crean silos de datos. Solo el 28 por ciento de las empresas accede a información en tiempo real. Muchos equipos no pueden ver entre el 20 y el 39 por ciento de los datos críticos. Estas brechas generan fallas de calidad y decisiones débiles.
4. Pérdidas por sostenibilidad y cumplimiento: $1.7 millones
La presión regulatoria aumenta cada año. El hardware cerrado obliga a costosas modificaciones físicas. Estas actualizaciones retrasan las operaciones y aumentan el gasto en cumplimiento.
La automatización abierta y definida por software desbloquea nuevo valor
El estudio destaca una alternativa poderosa. La automatización abierta y definida por software separa el software del hardware. Por lo tanto, las empresas ganan libertad para mezclar proveedores, integrar sistemas y modernizar a su propio ritmo. Este enfoque aumenta la agilidad y acelera el retorno de inversión.
Los datos en tiempo real impulsan decisiones más inteligentes
Las plataformas de automatización abiertas permiten a los equipos acceder instantáneamente a información en tiempo real. Como resultado, los líderes reaccionan más rápido a los cambios del mercado. Ajustan la producción rápidamente, reducen el tiempo de inactividad y optimizan el rendimiento de los activos.
Los fabricantes comienzan en pequeño y escalan rápido
Los clientes de Schneider Electric suelen comenzar con proyectos piloto o actualizaciones a nivel de activos. Luego, amplían hacia la modernización completa de la planta. Muchos obtienen propiedad total de los datos, mejor control de calidad y mayor transparencia. Esta estrategia protege las inversiones existentes mientras desbloquea valor a largo plazo.
Los analistas de la industria instan a una transformación más rápida
La analista principal de Omdia, Anna Ahrens, refuerza la urgencia. Señala que los ciclos de producto cada vez más cortos y la creciente escasez de talento exigen flexibilidad. Cada trimestre de retraso le cuesta a las empresas más de $1 millón en valor perdido.